domingo, 29 de mayo de 2011

Me equivoqué...

Si algo aprendí de ti fue que no vale la pena luchar por lo que no se tiene, por lo que nunca se tuvo.

Nunca me diste indicio de lucha hacia a mí, nunca buscaste mi amor, sólo mi cuerpo.

Aunque nunca lo haya dicho de manera sonora, tú, amor no mío, me heriste tan adentro como nadie. A ti me entregué a pocas horas de mi veintena, no lo puedo negar, horas que nunca olvidaré, pero de que me sirven si no tengo tu atención.

Dudo mucho poder afirmar que sientes lo mismo.

Dudo mucho que en algún momento sentiste amor, sólo deseo.

Tus ojos mienten perfectamente, tan perfecto que creí llegar al amor a tu lado.

Me equivoqué una vez más, porqué ellos no mintieron, fui yo quien no quiso aceptar la verdad tan evidente que estaba ante mis ojos… una que me golpeaba cada vez que estaba en tu terreno.

Cada lágrima en tu nombre la sentí como ninguna, no sé que sucedió en mí. Eres mi huella imborrable, una que quisiera borrar. Pero el tiempo es el mejor justiciero y sólo él te dirá lo errado que estás.

No hay comentarios: